20 de Abril de 2024
Estatal

Domingo de encabronamiento


Foto:

*El asesinato de Mara Castilla en un motel, después de ser violada, por su asesino, quien terminó arrojándola a una barranca, ha concentrado la ira de millones de mujeres y de hombres que exigen de los diversos gobiernos, la implementación de política públicas integrales para detener la cultura de la muerte y el desprecio por la dignidad de las mujeres

| | 18 Sep 2017

Frente al teatro del Estado en la capital Xalalpa y bajo un tierno sol que despejó las nubes de agua, cientos de ciudadanos, más mujeres que hombre, la mayoría vestidos de blanco y portando albas flores, manifestaron su encabronamiento por las ineficaces políticas de los gobiernos para detener los feminicidios.

Nadie las acarreó, su grado de consciencia sobre la estúpida violencia contra las mujeres, las unió en una marcha que avanzó con el silencio ominoso, grave, crítico, iracundo, que sin decir palabras le decía mucho a un gobierno emergido del PAN-PRD que no ha estado a la altura de las expectativas de la ciudadanía que voto por ellos para derrotar al otrora poderoso PRI.

El asesinato de Mara Castilla en un motel, después de ser violada, por su asesino, quien terminó arrojándola a una barranca, ha concentrado la ira de millones de mujeres y de hombres que exigen de los diversos gobiernos, la implementación de política públicas integrales para detener la cultura de la muerte y el desprecio por la dignidad de las mujeres.

Un arcaico sistema patriarcal, machista, cuya visión sobre los derechos y el valor de las mujeres es ignominioso, infamante, sigue montado en la superestructura del Estado y se cuela entre las rendijas del saber popular, se multiplica como un letal virus en la consciencia de los niños-hombres y les dice que las mujeres son inferiores, que no tienen derechos, que son cosas intercambiables, que puedes comprarlas en el barato mercado de la vida y entonces… viene la muerte a deshacerlas. Muertas y vueltas a matar hasta desaparecerlas. De nada ha servido aquella parábola del que “esté libre de culpa que arroje la primera piedra” que el cristianismo intentó elevar a política con el fin de proteger a las mujeres… ahora, desde la misma iglesia las mujeres están zaheridas.

Cuando las voces se alzaban, en la marcha del silencio, era para señalar con voz de piedra: ¡Gobierno omiso también es homicidio! Y cuanta razón tenía el grito en las femeninas gargantas: ¿Tendrán madre, hermanas, hijas, los políticos? ¿las políticas tendrán amor propio, respeto y sororidad con las otras mujeres? O desde dentro del poder, tanto políticos como políticas: ¿abusan de la condición actual de las mujeres?

La marcha bajó hacia la plaza Lerdo, ahí entre las torres de la Catedral símbolo del poder de la Iglesia Romana, y los pilares del Palacio de Gobierno símbolo del poder político de la alianza contrahecha entre PRD y PAN, se fueron acomodando las familias, las mujeres y los hombres que, más conscientes que otros, cambiaban su domingo de feria por uno de encabronamiento en contra de un gobierno omiso, tanto a nivel municipal del PRI, estatal del PAN-PRD y federal del PRI.

Ya era cerca de las seis de la tarde, con un pobre sistema de sonido, una mujer familiar de la difunta Mara dio lectura a una sentida Oración Fúnebre, que respetando tiempos, emula la Oración Fúnebre de Pericles, pues no solamente enaltece los valores de Mara, sino que le exige al gobierno, que representa el poder político del Estado, ¡que cumpla con su deber de garantizar la seguridad de las personas! ¡Ni una más, ni una más! Dijo la recia voz, que tuvo que callar ante las impertinentes llamadas a misa de una iglesia que abandonó su preferencia por los pobres, calladas las campanas que no convocan a nadie, prosiguió exigiendo al gobierno, que huido del palacio, sólo escuchaba a través de sus “orejas”, que ningún feminicido quede impune y que se implemente ya la alerta de género en todo el estado. El padre, sin llanto, estoico, señaló el camino de la libertad agradeciendo a la multitud su acompañamiento solidario y la urgente necesidad de cambiar a los gobiernos corruptos y la construcción de una nuevo, democrático, social, de respeto al estado de derecho, porque este, por su grave omisión, permiten el feminicidio.

Ninguna servidora pública, de relevancia, hizo acto de presencia: ni la rectora de la UV, que hace meses pidió apoyo a la sociedad, ni la de Derechos Humanos que la impuso Duarte ante su rogatoria por múltiples oficinas para quedar en algo, ni la directora de atención a las víctimas recién impuesta por Yunes, nadie y a pesar de que por encima de sus cargos son mujeres y expuestas como todas a la violencia de género, al acendrado machismo cultural que todo lo impregna, no fueron solidarias… no les toca, o les empaña su carrera política ante los ojos del poder patriarcal.

La concentración se disolvió con caras menos adustas, con el placer del deber cumplido, con representar el sentir de otras miles de mujeres que luchan día a día por alcanzar su plena libertad y la igualdad sustantiva entre los géneros.

El palacio de gobierno vacío… vacío de poder, desaprovechó la oportunidad de estar ahí con la gente, manifiestamente incapaz de impulsar una gobernanza democrática y de diálogo asertivo con la sociedad civil; que no lloren ni pidan compasión cuando sus mujeres, esposas, hijas, nietas, caigan en las garras de criminales que hoy, por su canallesca omisión y manifiesta corrupción, andan sueltos violentando la vida y la libertad de las mujeres.